Leo (pero no del verbo leer)


Y entonces me topé contigo, como quién encuentra un arcoiris en mitad de la calle , con tus palabras lentas y tu voz de confidencias eternas; te sembré mis frases en los oídos y me quedé despierta haciendo mapas con tu susurro, te acaricié las ideas despacio, con asombro, y unas ilusiones breves e insensatas hicieron nido en el hueco de mis primeras sonrisas. Me gasté la noche a tu lado, derroché los minutos como si las horas fueran de miel y vestidas de inocencia. No supe si podrías quedarte y es mejor así; (...) ya no sé si fueron ciertos los instantes o si solo la noche se estiró y se multiplicó como espuma, pero mi alma crujió con timidez e imaginé tus ojos destrozando con alegría mi silueta. Fue una noche de silencios amarrados, de pensamientos rebeldes y pausas con música, de coser sentimientos nuevos con temor y con euforia... exactos los instantes, indeleble la huella de todo cuando dijimos. Te quedas en mi corazón como un trozo de memoria pintada al pastel, como una partitura desenfrenada, como un aroma terco, sencillo, intenso, inolvidable. -Domesticame- te digo mordiéndome la boca. Sé que sonríes porque esa luz que no puedo ver en tu mirada, te delata. Quizás me descubriste como a una tierra nueva, o quién sabe, solo fue arrebato, un preludio loco de algo que nunca  será. Me atrapó el prlogo, lamentablemente  ignoro el estante donde el destino guarda el libro.

14 de Agosto de 2013.

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