A mi amor de esta vida y de las que vendrán.
Felipe Ospina U.
Y entonces tus manos se volvieron nubes
y los ojos se
disolvieron en una risa sin alma.
Aparecí yo con el
vientre incompleto,
invadido de rabia,
de lágrimas,
de un enojo terco que
no me permitió abrazarte.
Dejé a tu paso
sembradas mis palabras
y mi voz tumultuosa te
decía adiós por silabas,
en fonemas intrusos.
Supuse que tu aroma se
quedaría conmigo
escondido en mi ropa, en
mi risa,
en el resto de mis
fragancias
pero no, se replegó en
la memoria muriendo como pudo
y desde entonces lo
traigo con conjuros inútiles
y pócimas inciertas.
Este Amor me suena a
insulto,
me suena al ruido crudo
de una rama que se quiebra,
ya no logro encontrar
tu risa entre mis labios,
ni consigo tocar tu
boca en mis canciones.
¿Cómo puedo vivir si te
llamo y no vienes?
Si te hago una seña
improbable con mis brazos
mientras dices: - no
regreses.
Vivo agobiada por
presentimientos breves,
por alucinaciones
fugaces de que vuelves,
que yo te espero abierta en el lugar de siempre
y la cama crece cada
vez que respiramos juntos…
Patrañas, mentiras, ideas tercas de bestia enamorada.
Ilusa, tres veces ilusa,
todo ha muerto para ti.
Incluso la forma de mi
cuerpo tatuada en tu sombra.
Cielo mio, amor mio
no puedo señalarte el
norte de mi ausencia,
Solo puedo darte una
brújula cursi que siempre señala entre mis piernas.
30 de agosto de 2010.
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