Preludio



Tómate un café al borde de mi piel,  
pero que sea conmigo
y que tu cuerpo no esté ausente.
Cóseme las palabras detrás de la cintura,
dibuja pájaros marrones
en la jaula de mi espalda.
Dí las horas en desorden,
conjuremos el tiempo 
como quien hierve un hechizo,
destrocemos este silencio pálido y brumoso
que duele como esquirla.
Tómate un café al borde de mi piel,
pero deja que me lleve tu aroma.


5 de agosto de 2009.

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