Ya no quiero amarte.

Ya no quiero amarte, porque ciertas palabras delicadas resbalan de tu boca con facilidad ofensiva; porque soy un mapa extenso, difícil y tú, un cartógrafo muy poco dedicado; porque eres malvado, lo sabes y lo disfrutas. También porque me lees con descuido y das por sentados los besos pendientes, pero sobre todo... porque te sientes dueño de mi piel y ni siquiera la has vivido. Tienes mucho que aprender, sin embargo, aplazas los instantes perfectos, reemplazandoles por novedades sin sentido. Porque mientes con los abrazos y los silencios, siendo impecable tu regocijo al herir. Eres egoísta, brutal y brillantemente egoísta, mis lágrimas te parecen un trofeo y mis sueños solo un escenario breve y sin relevancia en el que te apetece por ahora existir. Atrás quedaron esos suspiros que te daban un carácter divino y te hacían la profecía obvia para mi corazón. Cada día tu luz se desdibuja y apenas puedo sentir como un aroma ya gastado, la magia interminable de nuestros primeros encuentros. Te equivocas al pensar que me tienes, poseerme es un trabajo arduo y riguroso que requiere de tiempo, de bondad y de palabras precisas de las cuales tú careces. Eres un titiritero fantástico, pero mis cuerdas están hechas de ilusiones vaporosas y dudas instantáneas, sería casi un milagro si me quedara a tu lado para ser solo una sombra caminando insensata, persiguiendo tu risa. El tiempo de las promesas, se ha vuelto un hilo idiota con el cual trato de medir la distancia que separa tu presencia de la mía. Es tanto el cansancio que las últimas caricias me parecen hechas con papel barato. No podrás ya recuperarme, pues ignoras totalmente mi razón de estar perdida. Te quedó grande mi espíritu intenso y mi ruido indescifrable. No tienes el orgullo para irte y tampoco, la nobleza para quedarte, pretendes ser lo primero, pero tus actos traicionan tus propósitos y las frases escasas con las que narras mi mundo, han empezado a perder su eficacia. Ya no quiero amarte, porque mi deseo y acaso mis ganas, son un plan de domingo que postergas a tu antojo. Si, quizás te amo, si es que el amor puede ser una melodía torpe, furiosa y desafinada, pero este sentimiento loco y generoso, no conseguirá alborotar tu ternura. Siendo así las cosas y después de tanto agravio, no podría yo hablar del futuro, tendría que ser ciega para no ver con absoluto asombro, que no te encontré, sino que más bien me tropecé contigo.

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