Marco-polo.

Si... para ti.


Sienteme, sienteme como un presagio de mar,
óyeme hondo mientras mis manos se llenan de tu espalda,
persigue sin miedo esta cintura insensata que no sabe fingir...
déjame ser tu sol, el único sol, el legitimo sol, el sol verdadero.
No te agites, no pierdas el norte, no te escondas más...
Te enseñaré los colores de la lluvia y pintaremos con ella.
Haremos diluvios después de algún tiempo, nos reiremos sofocados...
migrarán nuestros besos a las manos, nos acompañaremos aquí y allá...
Serás esa música que antecede el nacimiento de uno de mis sueños.
Jamás volveremos a dormir confundidos, sin saber quienes somos,
ni mucho menos nos dormiremos sin descubrir el valor de la piel,
el monto impagable de una boca generosa y un abrazo.
Como te digo que te quiero en mis ideas, en mis pocos olvidos,
en mis muchas tristezas, en mi cuerpo atorado en los complejos.
Deseo invitarte a mi cocina, compartir los aromas, la hermosura del mundo,
el viento descuidado que me levanta el pelo, el zapote, los kiwis, el melón...
y el resto de las frutas (todas ellas exquisitas)
Te regalo mi silencio, ese que a veces te falta, te doy en prenda mis palabras huérfanas,
esas cuyo significado nadie sabía antes de ti... te confío mi inocencia,
esa que solo tú ves porque para el resto yo la tengo guardada.
Sumergete en mi risa sin tapujos, en mi vientre inquieto, en mi vocecita tenue..
permíteme mostrarte a donde van mis unicornios cuando termino de imaginarlos.
quédate un poco, digamos esta noche, y luego algunas y después tantas y por último todas.

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