Gris claro, casi transparente.

No consulto calendarios, al contrario, me sumerjo en los días con miedo, con rabia, con desdén de vivirlos; nada me consuela... bueno si, los libros me dopan, los sueños me distienden, el deseo me abarca como si yo fuera una cosa, otra cosa. Sueño con columpios colgados de arboles muy viejos, me distraigo dibujando soledades con cebollas, pimientos y especias que escojo solo por el placer de su olor, inventando pócimas con carne, con papas, verduras y otros ingredientes que enmascaran muy bien el pestilente silencio. Decoro mis rutinas con risas momentáneas, desquiciadas, con miradas absurdas que dejan en mi voz ese desasosiego propio de las palabras mal dichas. Al igual que Benedetti, charlo con idiotas y los idiotas dicen quererme, les creo poco, pero les sonrío siempre. A veces siento no tener nada en las manos, me descubro maldita en esta piel donde vivo agotada, me despierto con los puños apretados pensando si existe el horizonte verdadero, diferente al de la utopía, caminar y caminar. Llevo el mar en los ojos, y unos pájaros siniestros me susurran frases incoherentes y por ello llenas de verdad. No sufro, para ser exacta, me vuelvo etérea, de un gris claro casi transparente (no importa si el gris claro existe) al menos ahora sé que vivo con el demonio entre las piernas y en ocasiones me creo dueña de mis temores y mi única sombra. Me declaro inocente de cualquier perversidad, ella ha hecho su nido en mi boca pero es ajena a mi reinado, no conoce la decencia y se jacta de ser mejor que yo. Esta locura ya fabricó su paisaje, mis ideas se fueron diluyendo en las prisas del día y mi alma no es sino el esqueleto de lo que fue en mi infancia; es mi voz un ruido atestado de derrotas, de anhelos sin rostro que mueren antes de morir; lo anterior es pura demencia, vocablos dolorosos de alguien que se ahoga, de un cuerpo disimulando el pecado de extasiarse con los detalles simples. Me voy, volveré mañana en la tarde, cuando cada derrota adivinada se haya vuelto impredecible y yo pueda ser etérea, de un gris claro casi transparente.

Comentarios

  1. "Dejarse caer y hablar de la caída como cosa de la gravedad más no de la urgencia."

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