Blanco insolente.


Es difícil ser luz cuando hay tanto silencio,
un silencio roto que se cae a pedazos,
enorme y estorboso como un mueble viejo,
Yo tenía estas palabras simples listas para un viaje,
sonrisas disfrazadas de vagones y trenes,
tenía la esperanza amarrada en mi patio,
pero ese silencio saboteó mis mapas,
y ahora son raros los instantes de algarabía,
mi corazón se sacude  por la abstinencia de estruendo
mis manos se anquilosan tratando de hablar señas,
unas canciones tenues y pusilánimes conversan a mi lado.
-¿De qué inmenso desdén proviene tan largo silencio?-
Me acumulo en los rincones como asustada de las cosas,
me sonrojo con rabia por todas mis culpas,
voy por ahí soñando muros con llaves,
recogiendo el ruido ahogado de las horas que sobran,
incluso me parezco a la sombra que fui.
Había sembrado esta inocencia desquiciada,
ese permiso absoluto de ser mujer y no otra cosa...
quise abonar con ternura las versiones de mi muerte,
pero todo es inútil, el silencio entró corriendo y derribó mis manos, 
estrujó los deseos, la libertad, las ganas,
el inminente vértigo, la luz propia, el arraigo...
aniquiló los cronogramas de besos, los sueños del futuro, 
le devolvió la risa maligna y poderosa a mis antojos.
Es terrible mi tiempo dominado por nada,
ya no sé que hacer con mis gritos, 
se niegan a comer, evitan dormir, 
se postran lastimeros en mi puerta,
se rebelan en mi boca y es imposible juzgarlos.
Tendré que mudar de horizonte mis frases, 
tendré que callarme mientras hago la siesta.
Silencio.

Comentarios