Bitácoras.


Mi corazón es un barco que navega siempre del pasado al presente,
por eso renuncié a los mapas, astrolabios y sextantes,
ahora solo vivo cocinando nostalgias y derrotas,
y algunos besos huidos de la implacable memoria.
Trazo márgenes absurdas para limitar la añoranza,
el sentimiento perplejo de perderse un día o dos en la distancia.
Mi piel es un brevísimo mensaje flotante, 
condenado sin razón al infierno en la botella.
No recuerdo un día en que viviera solo el hoy,
todos mueren manchados de las cosas que fueron,
atravesados por el dolor de las tardes con risa,
de los paseos largos y las promesas desteñidas,
por eso mi alma es como un cuadro vintage,
pintada al pastel y con los labios tristes,
una muchacha que llora invocando el mar.
por eso nada ni nadie puede hacerme feliz...
A veces quisiera morir de recuerdos,
recostarme en uno solo, el más minúsculo, 
el de menos estruendo y allí dejar mis ojos,
abandonar mis manos, hacer un nudo a mis ideas...
pero detrás de mi sonríen los fantasmas,
los veo contraerse y abrirse, deambular y quedarse.
solo puedo morder unos trocitos de esta angustia,
alardeando de vivir sin caer en el antojo,
durmiendo con rabia los insomnios que me sobran.
Bueno, apagaré mis lámparas, olvidaré los libros,
romperé mis muelles, hundiré este barco. 
  


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