Sorbos


Suena un miedo viejo y estorboso en la piel,
los que antes eran besos se han desastillado,
solo la muerte hace Toc-toc y se estira,
se apetece a si misma, se transforma, 
se atraviesa, hierve en las manos la muerte.
Yo antes creía como lluvia, mojaba como lluvia
vestía como lluvia y lluvia me llamaba.
-Ahí vienen las horas- me digo despacio,
y las horas se apiñan hasta no respirar,
necesito encontrar tiempo, uno que grite,
que no se finja dormido y que tenga ganas de vivir.
Una vez cuando era niña me hablaron de la dicha,
y yo la imaginaba como si fuera un pastel,
olorosa, extravagante, deseable al paladar y a la vista...
Antes, cuando yo no cantaba, los días eran lentos,
y olvidaban sus nombres, por eso el miércoles se creía jueves,
y habían domingos que juraban ser martes o viernes, 
ni que decir de los sábados que no sabían en quién creer.
Voy rota por mis sueños, caminando descalza entre mis propios asuntos,
un poco aterrada, un poco hermosa, demente sin saber.
Dejaré que este silencio se apodere de mi brillo,
y seré flores violetas, paisajes intactos, materia de luz, 
espejismo de miel, jengibre y chocolate....
azul enorme, casi un mar.




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