Amarillo perplejo.


Aquí dejo mi mensaje ya purgado de mentiras,
estos ojos ahogados que no saben ser míos,
la curva estupefacta que degenera en sombra.
Todos los abrazos se han vuelto barrotes,
todos los trajines se han muerto por la prisa.
Son tantos los años sonando como grito,
que ya me aterra el silencio que sale de mis dudas.
Solía ser una mujer de inocencia itinerante,
con tramos enteros de nervios agitados,
yo era una roca lejos de las aguas,
un fluido viscoso parecido a la magia,
un cuerpo compacto gastado por las manos,
manos bellas, manos tibias, manos heridas...
han venido las palabras que ignoré por cansancio,
derrotada las dije despacio y con rencor.
Recuerdo los meses en que mi risa vivía y anhelaba,
se inventaba a sí misma con el fin de agotarse,
por eso, yo cifraba los muros como si fueran cortinas,
descargaba en mi puerta la última luz de la mañana,
me imponía la rutina de sufrir las promesas.
Ya no soy más la ternura olvidada en las mejillas,
solo parezco el breve sueño de alguien que respira,
La ingenua textura de un papel casi viejo,
cada noche veo en mi voz que otros me olvidan...
lo perdido me arrastra y me cose al alma miedos nuevos,
me sorprendo robando las miradas prohibidas,
el pobre contenido de los gestos extraños...
deliro con mares, con monstruos, con manos,
manos bellas, manos tibias, manos heridas.




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