El cadáver de Sara

Por y para Sara Gómez, gracias por escribir conmigo.


Acaricio la luz que queda de tu pelo
la del quinqué que me quedó después de que te marcharas.
se me olvidan el resto de los ojos,
se me crispan los párpados ahogados de preguntar por ti.
Sólo tengo este ruido de bocas rondándome la cara,
lo amargo y dulce del árbol que abrazamos,
la siniestra espera de un último gemido,
la caricia aturdida de una ola violenta.
No tendremos otros días que se parezcan a estos,
con el monocromático atardecer que amamos, 
ese, el que sucumbía a la merced de la lluvia...
Empezaremos a sentir por gotas y luego a ráfagas,
esta ruptura no será más que una línea, una línea de horizonte.
Vamos juntas, vivamos el aire, dejemos abierta la puerta.


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