Solo unas cuantas cosas impiden caminar,
un pasado jugando a ser presente,
una nostalgia aturdida, una ausencia aferrada,
un anciano dolor que no sabe si morir o continuar viviendo,
manos esporádicas que dan placer intenso.
Ciertos sentimientos no admiten cajones,
cerrojos firmes o cajas fuertes,
ni ofrendas a Dios, ni precipicios,
se alojan en el ser como tatuajes,
como marcas de sal en una herida,
como picaduras en la espalda o la garganta.
Así de terribles son estos hechizos,
así de espantoso es saberse poseído,
así son los instantes que no se pueden romper.
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