El sótano de las golondrinas.

Tanta piel, tan escasas las manos.


Perfume suficiente para ahogar los sentidos,
descensos absurdos que denigran las alas,
cínicos bostezos que se vuelven suspiros,
fonemas pequeños que buscan la palabra.
Luces azules al final de los abismos,
un poema viejo que se atraganta de mí,
suaves temblores que sonríen y bailan.
Algún día serás un rugido en mi memoria,
un gemido salvaje que nunca pudo ser.
Piel impecable e inocente del uso.
Labios perfectos aterrados de mentir.
Miradas enormes como graves preguntas,
manos llenas de besos moribundos,
dejados sin conciencia a los dos de la mañana.
-Vanidoso mío- 
llévate de aquí la exquisitez de tu existencia,
tus buenas maneras, tu lenguaje puro,
no inventes ausencias con malas miradas.
no seas tan tierno con el papel y los colores.
Déjame odiarte con deseo implacable,
que me muerda la lengua con tus frases,
con tu aroma invasor, con tu silencio...
Dame perfume suficiente para ahogar los sentidos
Y con el lápiz amarillo dibuja pronto una alas.
Adiós.



Comentarios