Escalofrío


Voy a darte este silencio, 
este silencio donde nacen las noches y los gritos.  
Te daré también mis pies pequeños, 
mis ojos sucios de mirar con sorna los abrazos. 
Tú has de quedarte, terco, voluptuoso, 
con los labios podridos de ternura, 
con los dedos temblorosos de tocar tantos asuntos. 
Cada ruido encontrará espacio en nuestra sombra. 
Seremos pasos breves, puentes plegadizos,
voces agotadas de vivir en los rincones, 
sangre atribulada creciendo en las espinas. 
Voy a darte estas alas que se queman presurosas, 
estas ganas lastimadas de morder el vacío. 
Ven a mis horas. 
No preguntes. 
Deja que nazca la noche con sus gritos.

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